Protagonistas de nuestro bienestar: el poder de la participación activa
Este año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) llaman a la cohesión social y a la participación activa de las personas para promover el bienestar social. En este contexto, es importante reconocer cómo nuestras decisiones, acciones y pensamientos tienen el poder de crear un cambio positivo, comenzando por nosotros mismos. Así, esta Semana del Bienestar de las Américas es una oportunidad para reflexionar sobre cómo el autocuidado y la participación activa pueden mejorar nuestra vida y la de quienes nos rodean.
Tanto en Argentina como en América Latina, el bienestar es un tema que requiere primordial atención debido a las profundas desigualdades sociales, económicas y de salud que afectan a la región. El acceso limitado a servicios médicos de calidad, sistemas de salud colapsados y una alta tasa de enfermedades crónicas no transmisibles como la diabetes y enfermedades cardíacas, agravan la situación. Además, los altos índices de violencia, tanto en el ámbito público como doméstico, junto con la creciente inseguridad alimentaria, contribuyen a una realidad alarmante. Según la OPS, las enfermedades crónicas representan el 75% de las muertes en la región, mientras que la violencia cobra miles de vidas cada año. Estos problemas reflejan una necesidad urgente de estrategias de prevención y promoción del bienestar para reducir estas cifras preocupantes.
Actos y acciones en nuestro día a día
El bienestar no es un concepto aislado, sino el equilibrio entre nuestra salud física, mental y emocional. Desde esta perspectiva, cada persona puede asumir un rol activo en su propia vida, y cada iniciativa puede generar un impacto no solo en uno mismo, sino también en la comunidad.
Las acciones de autocuidado no tienen que ser complicadas ni costosas. De hecho, muchas de ellas son pequeños hábitos que, incorporados a nuestra rutina, pueden marcar una gran diferencia en nuestra salud. Por ejemplo, con respecto a la seguridad vial, usar siempre el cinturón de seguridad -ya sea en nuestro vehículo o en uno ajeno, sentados adelante o atrás- es un acto de autocuidado que protege nuestra vida en caso de un accidente. Cruzar la calle con prudencia, estar atentos y conectados con las acciones que realizamos, así como evitar el consumo de alcohol y sustancias al volante, son otros ejemplos de cómo el autocuidado en la vialidad puede marcar una gran diferencia y muchas veces lo damos por sentado.
Otros pequeños gestos -aunque con gran impacto para uno mismo- incluyen mantener una buena higiene dental, ventilar bien los ambientes lavarse las manos con frecuencia para evitar la propagación de enfermedades, mantener relaciones sexuales seguras, contar con el calendario de vacunación al día, conocer los antecedentes médicos familiares para realizar los chequeos necesarios a tiempo, usar protector solar diariamente para prevenir el daño en la piel, mantener una postura adecuada al sentarse y cargar objetos pesados para cuidar la salud de la columna, beber suficiente agua durante el día para mantenerse hidratado, dormir las horas necesarias para asegurar un descanso reparador, reconocer y manejar el estrés, entre otros. Todos estas son acciones realizables y accesibles y contribuyen a la prevención de problemas de salud y a la mejora de nuestra calidad de vida.
En la era digital actual, el tiempo excesivo frente a las pantallas es una preocupación creciente, a menudo denominada como una nueva pandemia. El uso prolongado de dispositivos digitales, desde smartphones hasta sistemas de gaming y metaverso, puede tener efectos negativos sobre nuestra salud física y mental. Para gestionar este desafío, es necesario implementar estrategias que ayuden a equilibrar el tiempo de pantalla con otras actividades. Es útil establecer límites claros en el uso de pantallas, por ejemplo, designar períodos específicos del día para el uso de dispositivos y asegurarse de tomar descansos regulares para reducir la fatiga visual. Además, es importante crear zonas libres de tecnología en el hogar, como el comedor y el dormitorio, para fomentar momentos de desconexión y presencia en actividades cotidianas. Participar en actividades al aire libre, practicar hobbies y mantener interacciones sociales cara a cara también son fundamentales para contrarrestar los efectos negativos del exceso de tiempo frente a las pantallas. Implementar estos hábitos de autocuidado puede mejorar significativamente el bienestar y reducir los riesgos asociados con el uso excesivo de tecnología.
Por su parte, la cohesión social se fortalece cuando cada uno asume la responsabilidad de su rol en la sociedad; participar activamente en nuestra comunidad puede ser tan sencillo como involucrarse en actividades vecinales, apoyar causas locales, o contribuir al bienestar colectivo. Esto puede traducirse en acciones como el voluntariado, el respeto por el medio ambiente, el respeto por el otro, el apoyo a políticas que promuevan el bienestar general, así como fomentar la educación y la concientización sobre temas de salud en el entorno cercano, entre otras actividades.
Tomar un rol protagónico en nuestras vidas es una responsabilidad que nos acompaña en cada etapa. A través de nuestras elecciones diarias, podemos contribuir al cuidado de nuestro bienestar y al fortalecimiento de una sociedad más unida y solidaria. Por ejemplo, en la juventud, el protagonismo puede estar enfocado en el aprendizaje, el desarrollo personal y la toma de decisiones informadas sobre nuestra salud y futuro. Participar en actividades comunitarias, programas educativos o causas sociales puede ayudar a construir un sentido de responsabilidad y pertenencia. En la adultez, el protagonismo puede tomar la forma de cuidar activamente nuestra salud física y mental, equilibrando las responsabilidades laborales y familiares con el autocuidado. Además, es un momento para ser agentes de cambio en nuestra comunidad, promoviendo políticas y acciones que beneficien a todos. Durante la vejez, el protagonismo se traduce en mantener una vida activa y saludable, siendo conscientes de la importancia de cuidarnos y de seguir participando en la vida social y comunitaria. El envejecimiento activo, promovido por la OMS y OPS, destaca la importancia de seguir siendo parte integral de la sociedad, aportando nuestra experiencia y sabiduría.
Recomendaciones para ser protagonistas en nuestra vida
– Autoconocimiento: dedicá tiempo para conocerte a vos mismo, identificar tus necesidades y reconocer qué te genera bienestar. El autoconocimiento es la base para cuidar de uno mismo en todas las áreas de la vida.
– Planificación: organizá tu tiempo para incluir actividades que favorezcan tu bienestar, como el ejercicio, la meditación o actividades recreativas. Planificar es importante para equilibrar nuestras responsabilidades con el autocuidado.
– Decisiones informadas: mantente informado sobre temas de salud física y mental. Conocer las herramientas y recursos a tu disposición permite asumir el control de tu bienestar.
– Participación Comunitaria: involucrate en tu comunidad, ya sea a través del voluntariado, apoyando iniciativas locales o promoviendo cambios que favorezcan el bienestar común. Ser parte activa de la sociedad es una forma de enriquecer tanto tu vida como la de los demás.
– Comunicación abierta: fomentá una comunicación abierta en tus relaciones, expresando tus emociones y necesidades de manera clara y respetuosa.
– Flexibilidad y adaptación: trabajá en aceptar los cambios y desafíos con una actitud positiva, buscando el crecimiento en cada situación para mantener un bienestar duradero.
La participación activa, tanto en el cuidado personal como en nuestra sociedad, se manifiesta en los pequeños actos y decisiones que tomamos día a día, y no solo ayuda a mejorar nuestra calidad de vida, sino que también contribuye a la construcción de una sociedad más cohesionada y saludable.
Todos los contenidos compartidos en el blog de salud de la web de OSPEDYC son de producción propia utilizando como fuente al Ministerio de Salud de la Nación Argentina, a la Organización Mundial de la Salud (OMS), a la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y/o la página UpToDate.