Más del 25% de la población adulta fuma tabaco en Argentina
El Día Mundial sin Tabaco, promovido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), busca visibilizar los efectos perjudiciales del consumo de tabaco y fomentar políticas públicas que ayuden a reducir su impacto. Este año, el lema invita a proteger a las nuevas generaciones y a desenmascarar las estrategias de la industria tabacalera: “Desenmascaremos su atractivo: las tácticas de la industria con los productos de tabaco y nicotina al descubierto”.
Según la Encuesta Nacional sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas (ENCoPraC) realizada en Argentina entre julio y octubre de 2022, el 25,6% de la población de entre 16 y 75 años declaró haber consumido tabaco en el último año, y el 23,3% lo hizo en el último mes. Además, la edad promedio de inicio se sitúa en torno a los 17 años, lo que refleja la urgencia de reforzar las estrategias de prevención en los más jóvenes.
Dejar de fumar mejora la salud en todos los sentidos. Tomar conciencia de esto es clave para alcanzar una mejor calidad de vida:
-Disminuye el riesgo de infartos, ACV y enfermedades cardíacas.
-Reduce significativamente el riesgo de cáncer, especialmente de pulmón, boca y garganta.
-Mejora la circulación y estabiliza la presión arterial.
-Aumenta el nivel de oxígeno en sangre y mejora la capacidad pulmonar.
-Facilita la respiración y mejora la función de los pulmones.
-Disminuye la tos crónica y la producción de flema.
-Aumenta la energía y mejora la resistencia física.
-Se recuperan el gusto y el olfato.
-Mejora el aspecto de la piel, los dientes y las encías.
-Reduce la ansiedad vinculada a la dependencia de la nicotina.
-Protege la salud de quienes rodean al exfumador, al eliminar la exposición al humo de segunda mano.
A pesar de la fuerte adicción que genera la nicotina, dejar de fumar es absolutamente posible, y nunca es tarde para tomar esa decisión. Si bien el proceso puede presentar desafíos físicos y emocionales, con el apoyo adecuado y una firme motivación, se puede lograr. Los cambios comienzan pocas horas después del último cigarrillo:
-A los 20 minutos, disminuye la presión arterial.
-A las 24 horas, el cuerpo comienza a eliminar el monóxido de carbono.
-A los 3 meses, mejora la función pulmonar.
-A los 12 meses, el riesgo de enfermedad cardíaca se reduce a la mitad.
-A los 5 años, disminuye significativamente el riesgo de varios tipos de cáncer.
En Argentina, existen líneas gratuitas como el 0800-999-3040, que brindan acompañamiento y orientación para dejar de fumar.
Aunque aparezcan como alternativa, los cigarrillos electrónicos no son seguros ni más saludables. Se promocionaron como una opción “menos dañina” al tabaco, pero la evidencia demuestra que también provocan serios efectos en la salud. Estos dispositivos calientan líquidos que contienen nicotina —una sustancia altamente adictiva— junto con compuestos químicos y saborizantes que, al ser inhalados, llegan directamente a los pulmones. Lejos de ser vapor de agua, lo que se inhala son aerosoles tóxicos que pueden causar inflamación pulmonar, dificultad para respirar, tos crónica y daños cardiovasculares.
En jóvenes, el impacto es aún más grave: la exposición a la nicotina altera el desarrollo cerebral, afecta la memoria, la concentración y aumenta el riesgo de sufrir trastornos de ansiedad. Además, muchas personas que empiezan con el vapeo terminan migrando al cigarrillo común, iniciando un ciclo de consumo aún más peligroso. Contar con apoyo profesional y afectivo mejora considerablemente las probabilidades de éxito.
Desde la sanción de la Ley Nacional 26.687, en 2011, que regula la publicidad, promoción y consumo de productos de tabaco, nuestro país ha avanzado en la protección de espacios públicos libres de humo. Sin embargo, todavía quedan desafíos.
Como toda adicción, dejar el tabaco puede ser un desafío, pero es posible y trae grandes beneficios para la salud. Hay muchas maneras de dejar de fumar y muchos recursos que pueden servir. Hablar con un/a especialista acerca de la terapia de reemplazo de nicotina y los medicamentos para cese tabáquico puede ser un gran paso. Además, si la persona se vincula a los programas para dejar de fumar, tiene muchas más probabilidades de éxito.
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