En Argentina fallecen más de 3500 pacientes por año
Cada 11 de junio se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Próstata. El objetivo de esta fecha es generar conciencia sobre una enfermedad que sigue siendo la tercera causa de muerte por cáncer en hombres, especialmente a partir de los 65 años. A pesar de su alta frecuencia, detectarlo a tiempo puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
Según datos del 2022 del Ministerio de Salud, se registraron 3.578 defunciones, que representa una tasa bruta de 15,9 defunciones cada 100.000 varones. La mortalidad por este cáncer aumenta con la edad, principalmente a partir de los 60 años.
La próstata es una glándula pequeña del sistema reproductor masculino que está ubicada justo debajo de la vejiga y tiene la función de producir parte del líquido seminal que protege y transporta a los espermatozoides. Con el paso de los años, puede presentar un crecimiento anormal. Ese aumento de tamaño puede deberse a un tumor benigno (como una hiperplasia prostática) o a un cáncer (llamado adenocarcinoma prostático). Este último representa el 20% de todos los cánceres que afectan a los hombres y el 9 % de todos los cánceres en la población general. Lo positivo es que, si se detecta de forma precoz, el 95 % de los pacientes supera los 15 años de vida y tiene mejores probabilidades de curarse.
Hay varios factores de riesgo que aumentan las chances de desarrollar cáncer de próstata. El primero es la edad: es poco común desarrollarlo antes de los 50 años y se vuelve más frecuente con el envejecimiento. Además, hay que tener en cuenta los antecedentes familiares; si un padre o un hermano tuvo cáncer de próstata o incluso una madre tuvo cáncer de mama, el riesgo aumenta.
También influye la obesidad, que no solo eleva las probabilidades de tener cáncer, sino que está asociada a casos más agresivos y con mayor posibilidad de recaídas. Por último, la alimentación también juega un papel fundamental: las dietas ricas en grasas animales, lácteos y carnes rojas aumentan el riesgo, mientras que una alimentación basada en frutas y verduras lo disminuye.
Si un hombre no tiene factores de riesgo, debe comenzar los controles anuales a partir de los 50 años. Pero si tiene antecedentes familiares o presenta sobrepeso, debe empezar los chequeos a los 40 años.
Uno de los desafíos del cáncer de próstata es que, en sus primeras etapas, puede no generar síntomas. Es por esto que los controles preventivos son tan importantes. De todos modos, hay algunos signos que deben llamar la atención: aumento en la frecuencia o urgencia para orinar, dificultad para comenzar a orinar o un chorro débil, sangre en la orina o el semen, dolor en la zona pélvica o en los huesos, pérdida de peso involuntaria y disfunción eréctil.
Si se sospecha cáncer de próstata, el primer paso suele ser un análisis de sangre que mide el PSA (antígeno prostático específico). Esta proteína se produce únicamente en la próstata y, cuando sus niveles en sangre están elevados, puede ser un indicio de cáncer aunque también pueden subir por otras razones como una infección o un crecimiento benigno. Por eso, si el resultado es alto, el médico suele repetir el estudio. Si los niveles siguen elevados, se pueden indicar estudios por imágenes como la ecografía o la resonancia magnética y si es necesario, se realiza una biopsia. Esta última es la única prueba que permite confirmar con certeza la presencia de células cancerosas.
Por eso, el mensaje es claro: si sos hombre, tenés más de 50 años o pertenecés a un grupo de riesgo, no postergues la consulta con el clínico.
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