Día Mundial del Glaucoma: El diagnóstico temprano es fundamental para prevenir la enfermedad
El glaucoma generalmente se produce por acumulación de fluido en la parte delantera del ojo. El exceso de fluido aumenta la presión en el ojo y daña las fibras del nervio óptico.
Lamentablemente, esta patología puede generar consecuencias severas e irreversibles en la visión.
El ojo constantemente produce líquido (humor acuoso) que a medida que se genera debe drenarse de forma tal que se evite su acumulación. Este drenaje se establece en una zona llamada ángulo de drenaje. De esta manera, se mantiene una presión intraocular (PIO) estable. Cuando este drenaje deja de funcionar correctamente, el líquido se acumula generando aumento de la presión intraocular y, en consecuencia, daño del nervio óptico.
Si bien se trata de una enfermedad incurable, detectada a tiempo, se puede frenar su avance y asegurar que la persona pueda conservar su visión.
Existen dos tipos de glaucoma:
– De ángulo abierto: es el más habitual y se genera cuando el ojo no drena el fluido con la misma intensidad que se produce. Este tipo no genera dolor e inicialmente no altera la visión.
– De ángulo estrecho: se produce cuando el ángulo de drenaje se bloquea completamente, incrementando la presión ocular rápidamente y generando un ataque agudo. Es una emergencia ocular y requiere de una consulta oftalmológica inmediata para evitar daños en la visión.
El glaucoma de ángulo abierto no presenta signos de advertencia ni obvios síntomas durante las primeras etapas. A medida que la enfermedad progresa, se desarrollan puntos ciegos en la visión periférica (lateral).
Los signos de un ataque agudo de glaucoma de ángulo estrecho que deben alertar a realizar una consulta rápida son:
– Visión borrosa
– Dolor de cabeza
– Dolor ocular intenso
– Visión de anillos o aureolas alrededor de las luces.
¿Quiénes tienen mayores riesgos de desarrollar glaucoma?
Si bien cualquier persona puede tener aumento de la presión intraocular, se describen algunos factores de riesgo a saber:
– Ser mayor de 40 años
– Padecer patologías congénitas
– Haber recibido tratamiento con corticoides por períodos prolongados
– Tener antecedentes familiares de glaucoma o ceguera de origen desconocido.
¿Cómo se puede prevenir la pérdida de visión por glaucoma?
Debido a que esta enfermedad suele no presentar síntomas evidentes, la única forma de poder diagnosticarla es mediante la medición de la presión intraocular al menos una vez al año. Si durante el examen anual se detectara incremento de la presión, el profesional de la salud indicará tratamiento adecuado, que puede incluir gotas oftálmicas o en algunos casos cirugía. Una vez diagnosticado, el especialista indicará controles periódicos a fin de realizar la evaluación del tratamiento.
Es importante realizarse los exámenes de la vista de manera habitual, en donde el oftalmólogo puede identificar esta enfermedad antes que la persona pierda la vista. El glaucoma es una enfermedad que puede prevenirse y tratarse en forma temprana y así evitar daños mayores.
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