Juventud: Una población clave para el desarrollo de la sociedad
En 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 12 de agosto como el Día Internacional de la Juventud, siguiendo las recomendaciones de la Conferencia Mundial de Ministros de la Juventud (Lisboa, 1998), con el objetivo de realizar una celebración anual que promueva el papel de la juventud como uno de los protagonistas esenciales en los procesos de cambio de las culturas, generando conciencia además sobre los desafíos y problemas a los que los jóvenes se enfrentan.
Este día se instaló para celebrar y dar voz a la juventud, sus acciones y sus iniciativas, destacar la importancia del compromiso de los jóvenes con la vida y los procesos políticos, económicos y sociales que les toca transitar. Estamos viviendo una época muy compleja, en un mundo globalizado con polarizaciones, crisis de pertenencia, cuestionamiento de valores, en un contexto de desafío como es la pandemia de COVID-19, el cambio climático, y otros eventos que nos empujan a actuar cada vez más de manera conjunta para encontrar soluciones a todas las amenazas y conflictos.
Según cifras de las Naciones Unidas, actualmente tenemos la mayor población de jóvenes en la historia humana: se estima que en el mundo actualmente hay 1200 millones de jóvenes de 15 a 24 años (el 16% de la población mundial), y que para 2030 la cantidad de los mismos habrá aumentado en un 7%, llegando así a casi 1300 millones, lo que lleva inmediatamente a pensar en el enorme potencial de desarrollo que significan para el planeta.
Jóvenes en la configuración e implementación de la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible
Según las Naciones Unidas, los jóvenes podrían ser perfectamente denominados como “los portadores de la antorcha” de la Agenda 2030, ya que tienen un papel fundamental que desempeñar, no sólo como beneficiarios de acciones y políticas en la Agenda, sino como socios y participantes en su implementación. De hecho, los jóvenes han sido “arquitectos” en el desarrollo de la Agenda 2030, y siguen participando en los marcos y procesos que apoyan su implementación, seguimiento y revisión.
Los jóvenes y el COVID-19
La pandemia afecta a todos los segmentos de la población, con algunas diferencias a nivel local y regional según la fase de la misma, y los jóvenes están llamados a tener un papel fundamental, no sólo en la gestión de las dificultades que genera la enfermedad, sino también su protagonismo esencial en la recuperación de las sociedades.
Según la Organización Internacional del Trabajo, uno de cada seis jóvenes se encuentra sin trabajo debido a la crisis provocada por el COVID-19.
– Estimaciones recientes sugieren que deberían crear 600 millones de empleos en el mundo en los próximos quince años para satisfacer estas necesidades de empleo juvenil.
– La proporción de jóvenes sin empleo, educación o formación (tasa NEET juvenil) se ha mantenido persistentemente alta en los últimos 15 años, y ahora es del 30% para las jóvenes y del 13% para los jóvenes en todo el mundo.
El Programa de Acción Mundial para los Jóvenes (WPAY) establece que los gobiernos deben asegurar que sus servicios satisfagan las necesidades de los jóvenes, garantizando que los mismos reciban, al igual que otros sectores de la comunidad, todas las medidas sanitarias y no sanitarias que se implementan en respuesta a la COVID-19.
El mismo programa también considera fundamental reforzar la capacidad de los jóvenes para tomar sus propias decisiones y asumir sus responsabilidades en materia sanitaria.
La educación en temas de promoción de la salud, dar información basada en pruebas, son de gran importancia para combatir la propagación de la desinformación que lamentablemente muchas veces se difunde por las redes, impactando negativamente en los cuidados para evitar la propagación y contención de la epidemia, lo que refleja además que hoy en día estas nuevas tecnologías de la información son ampliamente utilizadas por la juventud.
La juventud, por sus mismas características de necesidad de interacción grupal y actividades comunitarias, debe ser líder en educar en la idea de que el distanciamiento social necesario por la pandemia no significa aislamiento social, sino todo lo contrario.
Los jóvenes están ayudando con su energía y valores compartidos a que los sectores más desprotegidos y amenazados, como pueden ser la población de la tercera edad, o con dificultades puedan ser acompañados y lograr en este contexto desfavorable desarrollar una vida más plena y equilibrada.
Sin duda una juventud sana y creativa está dando respuesta al virus, y esperamos que, en el contexto de los cuidados adecuados y el avance de la vacunación a la población, amanezca el mundo post-pandemia dándonos a todos la posibilidad de desarrollar en paz y concordia nuestras vidas personales, integrándonos en una sociedad sana y acogedora.