Es imprescindible generar campañas de prevención de quemaduras
Las quemaduras son lesiones que dañan los tejidos y pueden producirse por diferentes causas: desde el contacto con fuego o líquidos calientes hasta la exposición solar, sustancias químicas, electricidad o incluso rayos. La gravedad de la lesión dependerá tanto de la profundidad como de la extensión de la zona afectada. En algunos casos pueden ser leves y curar sin dejar secuelas, pero en otros comprometen capas profundas de la piel e incluso tejidos internos, requiriendo atención médica inmediata.
Las quemaduras se clasifican según su gravedad:
• Cuarto grado: comprometen piel, tejido subcutáneo, músculos y huesos. La piel puede verse carbonizada. Son muy graves y ponen en riesgo la vida.
•Primer grado (superficiales): afectan solo la epidermis. La piel está roja, duele y se siente caliente. Curan sin cicatriz.
• Segundo grado superficial: comprometen epidermis y parte de la dermis. La piel se pone roja, húmeda y con ampollas muy dolorosas. Curan sin cicatriz.
• Segundo grado profundo: afectan epidermis y dermis profunda. La piel se ve pálida, se pierde sensibilidad y son menos dolorosas. Dejan cicatriz.
• Tercer grado: Afectan todas las capas de la piel —epidermis, dermis y tejido subcutáneo— y pueden incluso llegar a músculos y huesos. La piel suele verse seca, dura y de color blanco, marrón o negro. Estas lesiones no provocan dolor porque las terminaciones nerviosas quedan destruidas. No cicatrizan por sí solas: requieren atención médica inmediata, tratamiento especializado y, en la mayoría de los casos, injertos de piel. Siempre dejan cicatriz.
Ante una quemadura por fuego es fundamental actuar con rapidez. Si la ropa de la persona tiene llamas, se la debe envolver en una manta o, en su defecto, hacerla rodar en el suelo hasta sofocarlas. Luego se debe enfriar la quemadura con agua corriente, pero nunca con agua helada. Es importante retirar con cuidado ropa y objetos como joyas que no estén adheridos a la piel, y nunca romper las ampollas para evitar infecciones. No se deben aplicar remedios caseros. Lo correcto es cubrir la zona afectada con gasas o vendajes estériles y antiadherentes, y buscar atención médica inmediata en el caso de quemaduras graves o si la persona presenta dificultad para respirar. En bebés y niños pequeños se debe tener especial precaución al enfriar áreas extensas, ya que pueden perder calor corporal rápidamente. Cuando una extremidad se hincha, lo recomendable es elevarla y acudir sin demora al centro de salud más próximo.
Las quemaduras pueden tener múltiples causas: líquidos calientes, exposición solar, vapor, contacto con sustancias químicas, descargas eléctricas o incluso rayos. En los casos de quemaduras químicas, eléctricas o por rayos, la atención médica debe ser urgente. En los niños, las más frecuentes ocurren en la cocina, al entrar en contacto con bebidas calientes, sopas o alimentos recién salidos del microondas.
Hay zonas del cuerpo donde una quemadura, aunque parezca pequeña, siempre requiere atención rápida y especializada: la cara, la boca y la garganta, las manos, los genitales, las articulaciones, cuando se comprometen grandes superficies corporales —más de 8 cm de diámetro— o si existe un edema de rápida aparición.
La prevención es fundamental: mantener a los niños alejados de la cocina, manipular con cuidado líquidos y alimentos calientes, colocar los mangos de las ollas y sartenes hacia el interior, usar protección solar adecuada y evitar prácticas de riesgo con electricidad o sustancias químicas puede marcar la diferencia entre una situación controlada y una lesión de gravedad.
También es importante comprobar la temperatura del agua antes del baño, no dejar velas, planchas o estufas al alcance de los niños, mantener los enchufes cubiertos y guardar los productos de limpieza o inflamables fuera de su vista y alcance.
Ante cualquier quemadura, no aplicar cremas ni remedios caseros y acudir de inmediato al servicio de salud más cercano.
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