¿Por qué es importante el uso racional de los antibióticos?
Los antibióticos son medicamentos utilizados para prevenir y tratar las infecciones bacterianas. La resistencia a los antibióticos se produce cuando las bacterias mutan en respuesta al uso de estos fármacos. Asimismo, esta resistencia es hoy una de las mayores amenazas para la salud mundial, la seguridad alimentaria y el desarrollo.
La resistencia a los antibióticos puede afectar a cualquier persona, sea cual sea su edad o el país en el que viva. Además de tener consecuencias médicas, el uso inapropiado de antibióticos también tiene un impacto económico. El gasto en antibióticos representa un alto porcentaje del presupuesto destinado para la salud, ya que son fundamentales para el tratamiento de muchas enfermedades, pero a ello se suma la creciente resistencia antibiótica y a su mal uso, muchas veces motivado por la facilidad de acceso a ciertos medicamentos sin la necesidad de una receta médica.
Por ello, las consecuencias del uso inadecuado de antibióticos pueden llevar, entre otras cuestiones, al fracaso terapéutico, a la no curación, además de producir efectos adversos evitables que pueden involucrar el descontrol de las defensas inmunitarias.
Un síntoma no necesariamente requiere de una respuesta inmediata cuando se trata de la primera consulta médica. El problema no es el síntoma sino el diagnóstico, es decir, la evaluación de diversos criterios para justificar una antibioterapia: los criterios clínicos, los biológicos y los bacteriológicos. Por lo que, la accesibilidad a la salud debe ser un objetivo.
En este sentido, en el año 2007, a partir de la resolución 1412, se creó la Comisión Nacional Asesora para el Uso Racional de Medicamentos con el objetivo de impulsar el uso racional y científicamente fundamentado de los medicamentos por parte de los dispensadores y consumidores y mejorar el acceso a los medicamentos esenciales.
¿Cuáles son los obstáculos a superar?
Desde el punto de vista de la comunidad médica, un profesional de la salud debe enfrentar diversos obstáculos a la hora de atender a un paciente como ser: la creciente ausencia de la figura del médico de cabecera -que, en Argentina, muchas personas todavía siguen teniendo dificultades para acceder a un profesional de la salud de referencia-, o la presión del paciente que exige ser tratado con los medicamentos que ve y/o lee en Internet o los medios masivos de comunicación y la publicidad, y la automedicación sin la previa consulta profesional.
El antibiótico ideal, que resulte más eficaz, menos tóxico, retarde el surgimiento de cepas resistentes, que sea de menor costo y de fácil administración, no existe.
A partir de todas estas consideraciones concernientes al uso racional de antibióticos, hoy más que nunca seguimos en el compromiso de informar a nuestros pacientes, sensibilizar a nuestros prescriptores y entramar todos los esfuerzos de nuestra organización para poder realizar un trabajo conjunto eficaz, seguro y racional.