Más de 18 millones de personas sufren artritis reumatoidea
El día Mundial de la Artritis Reumatoide tiene como objetivo educar a las personas sobre las enfermedades reumáticas y musculoesqueléticas y promover una mejor calidad de vida y tratamientos para quienes la padecen.
De acuerdo a cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2019 había en el mundo 18 millones de personas con artritis reumatoide de las cuales 13 millones presentaban síntomas moderados o graves que podrían aliviarse con rehabilitación.
La artritis reumatoide se trata de una enfermedad inflamatoria crónica autoinmune de causa desconocida, que afecta principalmente las articulaciones aunque puede comprometer otros órganos de nuestro cuerpo y que, si no es tratada a tiempo, produce destrucción articular, discapacidad física y alteración de la calidad de vida. Muchos pacientes la denominan “reuma” y otros la confunden con artrosis, que es otra enfermedad.
La Artritis afecta con mayor frecuencia a mujeres que a hombres entre los 20 y 50 años, aunque no es exclusiva de esta edad y sexo. Los niños pequeños, también, pueden padecer artritis.
Se trata de una enfermedad que puede generar limitaciones en el día a día de quienes la padecen, pero tratada a tiempo y realizando controles periódicos, la calidad y expectativa de vida pueden no alterarse. Es importante informarse y educarse acerca de la artritis reumatoide para convivir con ella tanto quienes la padecen, como sus seres cercanos.
Si bien al comienzo la artritis reumatoidea compromete principalmente manos y pies, otras articulaciones como rodillas, tobillos o codos también pueden afectarse. Por la mañana, la rigidez, el dolor y la hinchazón articular son síntomas predominantes. Algunos presentan, además, debilidad generalizada, fatiga y, en ocasiones, fiebre. Pueden pasar 2 o 3 horas hasta lograr movilizarse con más soltura. A veces, necesitan ayuda de otra persona o de un objeto para incorporarse. Los síntomas suelen disminuir permitiendo el movimiento, pero retornan nuevamente tras el reposo prolongado.
La artritis reumatoide aumenta el riesgo de desarrollar:
– Osteoporosis.
– Nódulos reumatoides: estos bultos firmes de tejido se forman con mayor frecuencia alrededor de los puntos de presión, como los codos.
– Sequedad en los ojos y la boca.
– Infecciones: la artritis reumatoide y muchos de los medicamentos utilizados para combatirla pueden dañar el sistema inmunitario y provocar un aumento de las infecciones.
– Síndrome del túnel carpiano.
– Problemas cardíacos.
– Enfermedad pulmonar.
– Linfoma.
La artritis se diagnostica a través de un examen clínico prescripto por un reumatólogo, que debe confirmar la presencia de esta condición con la ayuda de estudios de sangre, radiología y/o ecografía. Es importante la consulta inmediata al profesional de salud ante la presencia de dolor, rigidez y/o hinchazón articular para que la enfermedad sea enfrentada a tiempo.
Cuanto antes se realice el diagnóstico, el pronóstico es mejor, ya que el tratamiento se inicia a tiempo y la inflamación y el daño articular pueden detenerse.
En cuanto al tratamiento, todos los pacientes deben recibir por parte del reumatólogo los medicamentos específicos para controlar la enfermedad. No existe un tratamiento que la cure, pero existen alternativas que ayudan a eliminar las molestias,frenar el avance de la enfermedad y evitar la aparición de deformaciones.
Una vez que la enfermedad es controlada suelen aparecer períodos de calma, aunque pueden existir exacerbaciones. Al ser una enfermedad crónica se necesita control y tratamiento prolongado. Se lograrán mejores resultados si el tratamiento se inicia lo antes posible y se realiza de manera constante.
El tratamiento consiste en:
– Descansar las articulaciones: 8 a 10 horas nocturnas y media a 1 hora al mediodía.
– Kinesiología: ejercicios para mantener el movimiento y la fuerza.
– Tratamientos sintomáticos: los antiinflamatorios y corticoides ayudan a disminuir el dolor y la inflamación. No modifican la enfermedad, pero ayudan a controlarla.
– Tratamiento específico o modificador de la enfermedad: son medicamentos que frenan la inflamación y, por ende, la destrucción articular. Pueden demorar 2 o 3 meses en hacer efecto y pueden utilizarse solos o combinados. En los últimos años se han desarrollado nuevos tratamientos que bloquean las sustancias responsables de la inflamación y se denominan tratamientos biológicos.
Además, es conveniente:
-Con respecto a la alimentación:
•Consumir lácteos.
•Combatir la obesidad porque sobrecarga las articulaciones.
– Realizar actividad física: natación, bicicleta, caminata, entre otras.
– El baño caliente por la mañana: disminuye la rigidez muscular y el calor seco como el del secador de pelo, relaja. El frío en las articulaciones ayuda a disminuir la inflamación.
– No fumar.
– Consumir moderadamente bebidas alcohólicas.
– Usar un calzado adecuado.
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