Lavarse las manos reduce hasta un 65% el riesgo de contraer infecciones
El lavado de manos es el método más sencillo, rápido y económico para prevenir enfermedades diarreicas, infecciones respiratorias agudas como el coronavirus, infecciones cutáneas y parásitos, entre otras patologías que afectan la salud de millones de personas a nivel mundial.
Esta acción que tuvo relevancia por el desarrollo de la pandemia del Covid-19, tiene aún más beneficios que debemos tener en cuenta. Solo con lavar las manos con abundante agua y jabón, estamos protegiendo nuestro organismo de innumerables virus e infecciones, que suelen atacar nuestro sistema digestivo y/o respiratorio y a través de ellos, afectar otros órganos. Por ello, se recomienda que en las situaciones donde no se tiene acceso al lavado de manos, se reemplace con una solución con 60% de alcohol, que sustituya dicha acción.
Está comprobado que la limpieza de manos de forma adecuada reduce entre un 50% y un 65% el riesgo de contraer infecciones como el COVID-19. Es necesario que todos podamos inculcar en nuestras comunidades esta práctica, y hacer especial hincapié en su enseñanza a los niños y jóvenes, ya que es más sencillo que lo introduzcan en su día a día y que lo realicen de forma correcta.
Por eso, se han implementado una serie de pasos a seguir para lograr el exitoso lavado de manos:
1) Mojarse las manos con agua corriente limpia (tibia o fría) y enjabonarse las manos.
2) Frotarse las manos con el jabón hasta que haga espuma. No olvidar la parte de atrás de las manos, entre los dedos y debajo de las uñas.
3) Restregarse las manos durante al menos 20 segundos.
4) Enjuagarse bien las manos con agua corriente limpia.
5) Secarse con una toalla limpia o al aire.
Es importante higienizarse las manos frecuentemente sobre todo:
– Antes y después de manipular basura o desperdicios.
– Antes y después de comer, manipular alimentos y/o amamantar.
– Luego de haber tocado superficies públicas: mostradores, pasamanos, picaportes, barandas, etc.
– Después de manipular dinero, llaves, etc.
– Después de ir al baño o de cambiar pañales.
– Después de sonarse la nariz, toser o estornudar.
– Antes y después de atender a alguien que esté enfermo.
– Antes y después de tratar una herida o un corte.
– Luego de tocar animales, sus alimentos o excrementos.
Lavarnos las manos debería implementarse en la rutina diaria de todos los individuos, entendiendo que este hábito ayuda a salvar vidas. El poder está en nuestras manos, solo es fundamental recordarlo.