La tuberculosis provoca más de 11 mil nuevos casos en Argentina por año
Para entender más esta patología hay que saber que la tuberculosis (TBC) es una enfermedad infectocontagiosa crónica producida por el bacilo de Koch, que se localiza generalmente en el pulmón, aunque puede afectar otros órganos.
Para el Ministerio de Salud de la Nación esta enfermedad es uno de los principales desafíos hace tiempo, por lo que tiene como objetivo reducir la infección y la morbimortalidad de esta patología que provoca anualmente más de 11 mil nuevos casos en Argentina. Reforzando la idea de la detección temprana como una de las principales herramientas para combatirla.
Estas cifras alarman y deben ser incentivo suficiente para generar las acciones necesarias para disminuir y lograr la desaparición de las fuentes de infección. Incrementar las tareas de detección temprana y el control del seguimiento de todas las personas que estén bajo tratamiento, es un problema de salud pública que nos aqueja a todos. Recordemos que tanto el diagnóstico como el tratamiento de la tuberculosis son gratuitos en todos los centros de salud y hospitales públicos de nuestro país.
A pesar de tratarse de una enfermedad prevenible y curable, en la Argentina, durante el 2019 se notificaron 12.499 casos de tuberculosis, de los cuales 11.666 fueron nuevos, recaídas o sin información. (El 17% correspondió a niños y adolescentes y el 78% a personas entre los 20 a 44 años).
Otros datos a considerar son:
– El 61,09% de los casos notificados en el país se concentraron en la provincia de Buenos Aires y en la Ciudad Autónoma de Buenos.
– De los casos nuevos diagnosticados, el 78% fueron con localización pulmonar.
– Las muertes por TBC en 2019 fueron 668 lo que representa un descenso del 7,2% respecto al periodo 2018.
– En comparación con otras jurisdicciones, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires posee la tasa más elevada de TBC en menores de 20 años (33,9 por cada 100 mil niños, más del doble de la tasa nacional).
– La comorbilidad TBC /COVID-19: demostró una mayor tasa de mortalidad en pacientes con enfermedad activa y las internaciones en este grupo fueron cuatro veces superior a los casos de COVID-19 sin antecedentes de tuberculosis.
Los más vulnerables son aquellos que padecen trastornos en el sistema inmunitario (las personas infectadas por el VIH tienen 18 veces más probabilidades de desarrollar tuberculosis activa), personas con desnutrición presentan un riesgo tres veces mayor, y los trastorno por consumo de alcohol y el tabaquismo también aumentan el riesgo de contraer dicha enfermedad.
Existen dos tipos de tuberculosis: pulmonar, que es la más frecuente y representa alrededor del 80 al 85% del total de los casos, y la extrapulmonar, que afecta a otros órganos del pulmón como la pleura, ganglios, aparato genitourinario, columna, entre otros.
En el primer caso, la persona presenta signos respiratorios como tos seca o productiva, expectoración con o sin hemoptisis, dolor torácico y síntomas generales como anorexia, astenia, adinamia, sudoración nocturna, pérdida de peso y a veces fiebre prolongada. Para evitar la propagación del mismo, el paciente debe comenzar el tratamiento específico.
Forma de contagio y tratamiento
El contagio de la enfermedad se produce de persona a persona, cuando se desprenden pequeñas gotas de saliva que contienen bacilos al toser, hablar o expectorar, teniendo relación con las características del ambiente y la frecuencia y duración del contacto.
Respecto al tratamiento, en la mayoría de los casos será ambulatorio, y los pacientes tendrán excelentes resultados cumpliendo estrictamente con las indicaciones de los profesionales que los supervisen.
Siempre que se detecta un caso, el equipo sanitario evalúa al resto de los convivientes, para realizar las acciones que sean necesarias —vacunación, quimioprofilaxis, etc— según el caso.
En Argentina, desde el año 2007, el Calendario de Vacunación oficial contempla la dosis BCG al recién nacido. La mejor forma de prevenir esta enfermedad es a través de la aplicación de la BCG, que es efectiva y segura para prevenir las formas severas de tuberculosis. La vacuna debe administrarse al nacimiento antes del alta sanatorial, siempre que el peso del recién nacido supere los 2kg; todo paciente que recibió la dosis de BCG al nacimiento —con o sin cicatriz— y está documentada en el certificado de vacunación, no tiene indicación de revacunación.
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