La resistencia a los antibióticos podría generar 39 millones de muertes en 2050
Cada año, en noviembre, se celebra la Semana Mundial de Concientización sobre el Uso de los Antibióticos. La resistencia a los antibióticos es un fenómeno mundial que representa una situación preocupante y, en algunos casos, podría dejar sin opción de tratamiento para ciertas infecciones, tanto en pacientes ambulatorios como hospitalizados. Este escenario aumenta el riesgo de complicaciones, genera infecciones difíciles de tratar, prolonga los tiempos de internación y eleva la mortalidad. Por eso, es fundamental concientizar sobre el uso adecuado de los antibióticos.
Para ser más claros, la resistencia a los antibióticos ocurre cuando las bacterias mutan y se vuelven resistentes a medicamentos de uso habitual para combatirlas. Es decir que dichos medicamentos con el tiempo y el mal uso, van perdiendo su capacidad para combatir las bacterias que generan las enfermedades.
El uso inapropiado de antibióticos se ha convertido en una amenaza para la salud de la población, por lo que es fundamental usar los mismos de manera correcta y bajo prescripción médica. Para ello, es necesario utilizarlos con prudencia, adoptar medidas preventivas y fomentar buenas prácticas tanto en el público en general como entre los trabajadores de la salud y los responsables del desarrollo e implementación de políticas públicas.
Además de tener consecuencias médicas, el uso inapropiado de antibióticos también tiene un gran impacto económico.
Si se toman antibióticos de forma repetida e inadecuada y si se prescriben excesivamente, se contribuye a aumentar la resistencia bacteriana haciendo un uso no racional y pudiendo llevar, entre otras cuestiones, al fracaso terapéutico, a la no curación y, además, producir efectos adversos evitables que pueden desencadenar en el desequilibrio de las defensas inmunitarias.
Uno de los principales puntos a destacar es la automedicación, que consiste en tomar antibióticos sin consultar primero con un médico, ya sea utilizando antibióticos sobrantes de tratamientos previos o adquiriendo antibióticos sin las correspondientes recetas. Otro tema no menor a destacar también, es la falta de adherencia o cumplimiento con el esquema de administración del medicamento (dosis, intervalo entre cada dosis y duración del tratamiento). Esta conducta compromete la efectividad del fármaco, es decir, que el mismo logre el propósito de paliar o curar la enfermedad.
Los antibióticos solo pueden ser recetados por un médico. Muchas enfermedades pueden tener los mismos síntomas, pero tal vez no requieran el mismo tratamiento, por lo tanto:
– No comprar antibióticos sin receta. Solo utilizar los prescriptos por un profesional de la salud.
– No solicitar al médico antibióticos, si estos deciden que no son necesarios.
– Utilizar los medicamentos según lo indicado: respetar dosis, horarios y días de toma, sin interrumpirlos.
– No automedicarse con antibióticos sobrantes de tratamientos previos.
– No compartir los antibióticos sobrantes con otras personas.
– No curan todas las enfermedades.
En Argentina, el 24 de agosto de 2022, se promulgó la ley 27.680, de Prevención y Control de la Resistencia a los Antimicrobianos, en la que se regula la dispensa de los mismos (antibióticos, antivirales, antifúngicos, antiparasitarios). El profesional debe hacer la receta por duplicado, al igual que con los psicofármacos y opiáceos. La receta deberá incluir el diagnóstico médico y todos los datos del profesional (nombre y apellido, matrícula, profesión, dirección y teléfono).
La OMS sostiene que la resistencia a los antibióticos es hoy una de las mayores amenazas para la salud mundial y asume su lucha como un tema prioritario.
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