EPOC: ¿Cuáles son sus síntomas y cómo prevenirla?
La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), es una patología progresiva y potencialmente mortal que se caracteriza por la reducción gradual del flujo de aire hacia los pulmones. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta enfermedad mata a una persona cada 10 segundos y para 2030 será la tercera causa más importante de mortalidad.
La enfermedad se manifiesta a través de dos formas que suelen combinarse en personas que padecen EPOC. Una de ellas es la bronquitis crónica, marcada por la inflamación y el estrechamiento de los bronquios con producción excesiva de moco en el árbol bronquial, lo cual puede provocar tos crónica, con o sin expectoración. La segunda forma es el enfisema pulmonar, en la que la destrucción de las paredes y fibras de los alvéolos impide la salida del aire inspirado desde los pulmones al exhalar.
Según datos de la OMS, aproximadamente siete de cada diez casos de Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (71 %) se dan en personas mayores de 30 años, siendo más frecuente en hombres que en mujeres. En este sentido, es importante destacar que la principal causa de esta patología es la exposición al humo del tabaco, ya sea por tratarse de un fumador activo o pasivo, y que la enfermedad comienza a hacerse evidente entre los 40 y 50 años, aunque la mayoría de los casos quedan sin diagnosticar.
Si bien la principal causa del desarrollo de la EPOC es el tabaquismo, la enfermedad también puede tener otras causas, tales como infecciones de las vías respiratorias repetidas durante la infancia, un déficit enzimático de causa genética, la contaminación ambiental, la exposición laboral a vapores, irritantes respiratorios y gases y la exposición a gases combustibles utilizados para otros fines como, por ejemplo, la calefacción en lugares con ventilación insuficiente.
Los síntomas
La evolución de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica es lenta y, por lo general, inicia sus síntomas entre la cuarta o quinta década de vida. Los síntomas más frecuentes son:
- – Dificultad para respirar o disnea.
- – Silbido al respirar.
- – Tos crónica con expectoración.
- – Sensación de presión en el pecho.
- – Coloración azulada de los labios.
- – Infecciones respiratorias frecuentes.
- – Fatiga o falta de energía para tareas que requieren de esfuerzo, como subir escaleras.
- – Inflamación de tobillos, pies y piernas como consecuencia de la retención líquida.
- – Sufrimiento de exacerbaciones.
Por otro lado, también existen algunas complicaciones que pueden asociarse a la EPOC, tales como las infecciones respiratorias, las enfermedades cardíacas, el cáncer de pulmón, la presión arterial alta en las arterias pulmonares o la depresión.
Ante la presencia de alguno de estos síntomas es importante concurrir al médico quién establecerá los pasos a seguir.
Tratamiento y prevención
La primera pauta del tratamiento es eliminar la causa. Cuando se trata de un paciente tabaquista este debe dejar de fumar utilizando, o no, métodos de control del hábito, ya que el no interrumpir el hábito de fumar genera una progresión de la enfermedad. Luego, el resto de los objetivos se centran en reducir los síntomas crónicos de la enfermedad y disminuir la frecuencia de las exacerbaciones o re-agudizaciones y su gravedad.
Además, según cada caso, la vía inhalatoria suele ser la terapia de elección junto con el uso de dispositivos de inhalación para administrar uno o varios fármacos como, por ejemplo, broncodilatadores, antiinflamatorios o corticoides. En algunos casos también se requiere una intervención quirúrgica por la presencia de grandes burbujas de aire pulmonar o bullas o una cirugía para reducir el volumen pulmonar en pacientes con un enfisema predominante y hasta un trasplante pulmonar para mejorar la función respiratoria.
La mejor prevención frente a la EPOC es no fumar o dejar de fumar y, si se trabaja en un ambiente donde existen vapores o polvo de sustancias que puedan ser irritantes pulmonares, comunicar a la empresa y exigir la búsqueda de soluciones para evitar el riesgo. Por otro lado, los adultos con EPOC o asma son más propensos a tener complicaciones asociadas a la gripe estacional por lo que deben vacunarse anualmente.